El sistema linfático cumple una doble función: depuración corporal (elimina toxinas y sustancias de desecho) y protección del organismo (modula la respuesta del sistema inmunitario frente a bacterias, virus y otras sustancias extrañas que puedan llegar al interior del organismo).
Es una técnica que no tiene prácticamente ninguna contraindicación, incluso puede aplicarse durante el embarazo a partir del tercer trimestre ya que es frecuente la aparición de edema sobre todo en la zona de los tobillos.
El drenaje linfático manual, el ejercicio y el uso de medias compresoras ayudan a mejorar la circulación de retorno.
Otra de las aplicaciones más importantes del drenaje linfático se centra en los procesos postoperatorios e intervenciones de cirugía estética, ya que contribuye a acelerar la curación de los tejidos, evita que se produzcan edemas, reduce la inflamación, el dolor y aumenta la calidad y estética de la cicatriz.